
HOMEOPATÍA EN LA TERCERA EDAD
El envejecimiento es un proceso natural e incluso sano para el organismo (una célula que no envejece y muere, es una célula cancerígena) que puede ser vivido plenamente y con salud. Parece ser que tercera edad y enfermedad son dos conceptos que no pueden desvincularse, pero esto no es así.
Es cierto que el sistema inmunológico se debilita en las etapas avanzadas de la vida y del mismo modo los órganos pierden vitalidad pero este estado fisiológico no siempre es sinónimo de patología.
En esta etapa es prioritario e imprescindible tratarse de forma natural, adaptando nuestra alimentación y hábitos de vida a las nuevas necesidades de nuestro organismo, ingiriendo alimentos funcionales que ayuden a restaurar la salud, tratando las dolencias de forma efectiva, segura y suave.
La gran ventaja de la homeopatía en la tercera edad es su inocuidad, no presenta ningún efecto adverso, ni interacciona con ninguna sustancia medicamentosa; esto hace que podamos preservar la vitalidad de nuestro hígado y riñón, órganos que suelen estar debilitados debido a la gran polimedicación a la que están sujetos los mayores de 65 años.
En estados terminales, los remedios homeopáticos actúan como paliativos, alejan el sufrimiento sin alterar la conciencia y permiten que el enfermo acepte la nueva situación con el mayor grado de lucidez posible.