
HOMEOPATÍA EN LA INFANCIA
Tras el nacimiento, el sistema inmunológico aún se encuentra en pleno proceso de formación, lo que comporta que los lactantes puedan enfermar con más facilidad. En esta primera etapa es de vital importancia estimular las defensas del bebé permitiendo que su organismo se recupere de forma natural, respetar los mecanismos de defensa fisiológicos y tratar las molestias que puedan derivarse de éstos sin interferir en los mismos.
La homeopatía restaura el estado de salud de los más pequeños de forma completamente natural, permitiendo corregir las perturbaciones que causan la enfermedad y estimulando los procesos curativos propios del organismo.
Además, resulta muy eficaz al prevenir los efectos nocivos de la vacunación: si bien las vacunas son un gran logro de la medicina alopática, al administrarlas se deja cierta huella en nuestro cuerpo que nos puede predisponer a la enfermedad. No es de extrañar que muchos lactantes y niños que continuamente se encuentran enfermos, empezaran con su historia patológica aproximadamente a los dos meses de edad, coincidiendo con la primera vacuna: DTP.
La homeopatía es de gran ayuda en todo el proceso de crecimiento, desde la lactancia hasta la adolescencia, tratando siempre a la persona de forma individual y teniendo en cuenta todas sus circunstancias personales y de su entorno, mediante métodos naturales que estimulan su sistema inmunológico y procuran una curación rápida, segura y profunda.